Latinos 'Aqui Nos Quedamos'

Sandra López está parada detrás del mostrador en Abarrotes López, sobre la Carretera 287 en Long Prairie, cerca de un estante de Pan Bimbo y un folleto anunciando un camión que va a México.

En la radio se oye una estación de música country en ingles, aunque los clientes, que compran tortillas y bolsas de frijoles bien etiquetadas, son Latinos sin excepción. Después de un año en este negocio, López -- cuya familia tiene una tienda semejante en Zacatecas, México -- dice que las ventas son "buenas, pero no muy buenas que digamos."

Mirando al fondo de la tienda, provisto de juguetes de niños y loción para después de afeitar, dice, "Como está mala la economía, la gente compra comida pero no mucho más." López recuerda la primera vez que visitó a Minnesota, en 2001. "No me gustó," dice. "Fue en invierno."

Pero ella regresó varias veces, y llegó a apreciar su pueblo casero adoptado. En diciembre, se casó con un nativo de Long Prairie. "Aquí me voy a quedar," dice López. "Mi esposo no quiere ir a México."

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Los Latinos empezaron a llegar al condado de Todd hace más de una década, principalmente para tomar trabajos difíciles y relativamente bajos de sueldo, procesando carne. Ahora son más de mil personas. Los recién llegados trajeron partes de sus culturas Latinas, cambiando el paisaje especialmente en Long Prairie.

Ya la ciudad tiene dos tiendas de abarrotes Mexicanas, una tortillería, una panadería y una tienda de ropa. La mitad de los estudiantes en las escuelas primarias también son Latinos.

"La mayoría de los negocios nuevos en la calle principal son de Hispanos," dice Don Rasmussen, alcalde de Long Prairie. "Sin ellos, probablemente tendríamos por lo menos cuatro edificios vacíos. Yo lo veo como una de las mejores cosas que le ha pasado a la ciudad."

No todos están de acuerdo. "No es nada agradable," dice Steve Beck, un ex-banquero y critico a viva voz de la inmigración ilegal. Al mismo tiempo que llama a los nuevos residentes "gente buena y trabajadora", argumenta que están tensando los servicios sociales y devaluando los salarios. "Si pudiéramos deshacernos de ellos, el pueblo podría crecer," dice.

Rasmussen y Beck representan los dos lados del debate nacional sobre los efectos de la inmigración en las comunidades.

De acuerdo con estimaciones del condado, los Latinos no están sobre representados en las listas de los servicios sociales locales. Más allá de eso, muchos estudios muestran que cuando todos los factores económicos son tomados en cuenta, la inmigración es económicamente benéfica.

Los nuevos residentes abren negocios y pagan impuestos. Incluso los trabajadores indocumentados frecuentemente pagan en los sistemas, como el de Seguro Social y Cuidado Medico, de los que posiblemente nunca recibirán beneficios. "A lo largo de sus vidas, los inmigrantes proveen un beneficio real a las economías estatales y la nacional," según reporte del 2009 del Instituto Humphrey de la Universidad de Minnesota. "A diferencia de los Americanos de nacimiento, quienes están envejeciendo rápidamente ... los inmigrantes están generalmente en sus mejores años de trabajo cuando vienen a los Estados Unidos, proveyendo así una infusión crucial a la fuerza de trabajo."

Algunos esperan que estos nuevos residentes ayudaran a resolver uno de los problemas que más presionan al Condado Todd: que tiene un porcentaje mayor de ancianos que el del estado en su totalidad; una proporción que aun crecerá más. Mientras la edad media en el Condado Todd es de 39 años, la edad media entre Latinos en Minnesota es 24.

En ningún otro lugar, la relativa juventud de la comunidad Latina es mas evidente que en el sistema escolar de Long Prairie-Grey Eagle. Los Latinos conforman un cuarto del total del cuerpo de estudiantes y cerca de la mitad de los alumnos de jardín de niños y primero y segundo grado.

"Si esos alumnos no estuvieran ahí, nuestra escuela seria significativamente mas chica," dice el superintendente Jon Kringen. "Los fondos para la escuela dependen de las inscripciones. Tenemos 60 estudiantes de jardín de niños. Si no hubiera hispanos, tendríamos 35. Habría menos maestros, y tendríamos menos gastos también; es un intercambio raro. Pero en general es una cosa positiva."

Tim King, quien publica el periódico bilingue La Voz Libre, reconoce que una porción significante de Latinos locales podrían estar en el país ilegalmente, y si ese es el caso, su situación podría hacerlos susceptibles a redadas de inmigración.

"Pero sobre todo," dice King, "esta es una población estable" que expresa una abundancia de orgullo civil. "Un montón de gente Latina debate. Dicen, 'Nosotros fuimos los primeros aquí. Venimos hace doce años.' Y no se mueven."

Uno de los primeros en llegar fue el pastor Rene Morazán de la Iglesia de la Fe Apostólica en Cristo Jesús en Long Prairie. El vino en 1998 de California con su esposa. "Verdaderamente me gusta Minnesota," dice. "Me gusta la gente. Yo creo que voy a estar aquí por un largo tiempo."

Parte de su misión es ayudar Latino a ajustarse a la vida del Midwest. "Nosotros ayudamos a conectar a la gente con trabajos," dice Morazán.

La propiedad de una casa tiende a ser un signo de estabilidad. Y David Leagjeld, el dueño de Ace Realty en Long Prairie, ha sido testigo de muchos Latinos compradores. "En los últimos dos años ha crecido entre 40 y 50 por ciento," dice sobre su negocio.

Una pregunta persiste: ¿Se están mezclando las culturas? "No vas a ver segregación entre los estudiantes," dice Kringen. "Los niños Hispanos son amigables con los niños blancos." Pero eso es menos entre adultos. "Yo no creo que haya integración en la comunidad como la hay en la escuela. Es cosa de zona de comodidad, no cosa de racismo."

La barrera del lenguaje permanece como obstáculo. López, quien habla ingles bien, recuerda haber venido a Minnesota cuando era adolescente.

"No conocía el Ingles y no fue fácil. Me acuerdo viendo a la gente al caminar en la banqueta, pensando, 'nunca seré capaz de entender.' Pero gradualmente lo hice."

King lo pone de esta manera: "La gente blanca no sabe como relacionarse con la gente Hispana y la gente Hispana no sabe relacionarse con la gente blanca."

Sin embargo ve razón para el optimismo. "En la celebración de cinco de Mayo del año pasado tuvimos 900 gentes, una mezcla aceptable de latino y blanco. Nunca antes vinieron 900 gentes a un solo evento en Long Prairie. Eso me sugiere que hay un deseo en la comunidad para estar juntos. Solo que no están seguros de cómo hacerlo."