Cruzando fronteras culturales en Melrose

Peggy Stokman
En la clase de Inglés como segundo idioma que enseña Peggy Stokman, la lección incluye el estudio de mapas y eventos de actualidad.
MPR foto/Vickie Kettlewell

En el interior de La Morenita, una bodeguita latina cerca de la carretera Interestatal 94 en Melrose, Peggy Stokman pasa por hileras de dulces envueltos en colores brillantes y una canasta de garbanzos verdes y frescos antes de llegar al mostrador del frente en el que se encuentra Rubi Besqueda, la propietaria de la tienda. Besqueda le ofrece una amplia sonrisa y ambas mujeres se dan un abrazo familiar.

Besqueda, quien había vivido en México, California y Long Prairie antes de mudarse a Melrose hace cinco años, está embarazada y espera dar a luz a mediados de diciembre. "Tal vez des a luz el día de Nuestra Señora de Guadalupe", dijo Stokman refiriéndose a la fecha en que los mexicanos celebran la aparición de la virgen hace muchos años a un campesino llamado Juan Diego.

"Tal vez", dijo Besqueda, complacida con la idea.

En parte se debe a Stokman, una jubilada oriunda de las Ciudades Gemelas (Twin Cities), el hecho de que Besqueda hable inglés. Desde que se mudó a Melrose hace más de una década, Stokman ha luchado por cerrar la brecha entre las comunidades anglo y latina y lanzó las primeras clases de inglés como segundo idioma de la ciudad. Besqueda señaló que Stokman y ella se habían enseñado sus lenguas nativas mutuamente y en el transcurso se habían convertido en amigas. "Es una buena persona y una buena amiga", dijo Besqueda. "Siempre está ayudando a la gente."

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Ahora Besqueda solo tiene dificultades de vez en cuando con una que otra palabra. "Uno tiene pies para caminar", dice, "No hablar inglés es como no tener manos."

Melrose, como muchas otras comunidades en las afueras de Minnesota, ha contado con una población latina considerable por más de una década, atraída mayormente por las empresas de elaboración de alimentos como Jennie-O, Gold'n Plump y Long Prairie Packing. Casi una cuarta parte de la población es Latina, un aumento de lo que era casi un 1 por ciento en 1990. Se trata de un cambio dramático para una ciudad con una población total de menos de 4000 personas.

En algunas ciudades, a pesar de que los anglos y los latinos han vivido al lado los unos de los otros por décadas, las dos culturas no se comunican mucho más allá de la escuela, la bodega y tal vez el campo de futbol. Las diferencias de lenguaje siguen siendo un obstáculo formidable. Como también lo es la movilidad de muchas familias latinas. Con pocas excepciones, por ejemplo, los latinos tienden a no ocupar cargos oficiales municipales en las afueras de Minnesota.

Melrose está mejor que algunas ciudades en lo que ser refiere a cohesión cultural, pero todavía hay resentimientos debajo de la superficie, comentó John Jensen, jefe de la policía. "No creo que desaparezca por completo jamás. Se trata del miedo a lo desconocido y la incapacidad de comunicarse. Si la gente se pudiese comunicar se darían cuenta de lo mucho que tienen en comun. El lenguaje es numero 1."

Investigadores de University of Minnesota Extension estudian qué es lo necesario para salvar la brecha cultural de una comunidad. Piensan publicar los resultados en los próximos meses, pero una cosa que han descubierto es que unas cuantas personas que estén dispuestas a atravesar el pasillo cultural pueden hacer toda la diferencia.

Stokman es una de esas personas. Ella y su esposo John quien falleció en 2010, llegaron a Melrose de Grand Island, Nebraska, donde vivieron por 42 años, específicamente para ayudar. "Había mucho prejuicio en nuestra iglesia en Grand Island", dijo Stokman, una ferviente católica con un profundo aprecio por la cultura latina. "Eso me entristeció. Todos somos hijos de Dios."

"Podemos retrasar el proceso", dijo Stokman. "Pero nos estamos convirtiendo en un solo mundo. Es inevitable."

Ella y su esposo asumieron el papel de ayudar a las personas en Melrose a superar la barrera del idioma. Lanzaron el proyecto de alfabetización de Sauk Centre/Melrose y organizaron clases de inglés en la iglesia de St. Mary, en la que se ofrecen servicios religiosos en español y la cual cuenta con una estatua de la Virgen de Guadalupe hecha en México que se encuentra cerca del altar principal ("Su piel debía ser más morena, pero al menos tiene el cabello castaño", dijo Stokman.)

Con apoyo del estado, el Consorcio de Educación Básica para Adultos del Área de Alexandria y otros, Stokman ayudó a abrir el nuevo Centro de inglés en un antiguo depósito de sal en el centro de la ciudad.

El centro está lleno de computadoras nuevas y pintado de brillantes colores. La coordinadora, Jill Roberg-Abahsain, oriunda de Sauk Centre que ha regresado hace poco después de vivir en Egipto y Arabia Saudita, ayuda a los estudiantes con inglés, correo electrónico y preparación para el examen de equivalencia de educación secundaria conocido en inglés por GED. "Cuando me fui en los años 80, no era necesario el ESL (inglés como segundo idioma)", dijo. Sus estudiantes son más o menos mitad hombres y mitad mujeres. "Nos están llegando más obreros del campo que vienen de noche. Trabajan todo el día y luego vienen aquí para aprender inglés."

Stokman también da clases de ciudadanía y ha servido de traductora, agencia de empleos y solucionadora de problemas en general. Pero dice que cuando ella y su esposo llegaron a Melrose las bases ya habían sido establecidas por la ciudad, la iglesia católica y familias latinas pioneras.

Segun Gary Walz, director de planificación y desarrollo económico de la comunidad, Melrose ha progresado. "Lo que he notado es que solía ser que los latinos se mudaban al parque de casas rodantes y se quedaban allí". "Ahora están comprando viviendas. A veces tienen dos o tres casas en un vecindario. Aquí no hay un vecindario hispano. Cuando primero llegaron, pintaban sus casas con colores brillantes. Ahora usan revestimiento y colores más neutrales tratando de mezclarse más."

"Melrose es muy amigable", dice Alfredo Hernández empleado del restaurante El Portal, uno de unos cuantos negocios mexicanos en el pueblo. "Estamos empezando a convertirnos en una comunidad. Eso es progreso."

Stokman elogió al progresista ex-alcalde de Melrose, George O'Brien, quien falleció el año pasado. "Le doy mucho mérito al gobierno de la ciudad", dijo. "Hubo asambleas a las que asistieron muchas personas y se presentaron estrategias sobre cómo lograr que estas personas se sintieran acogidas. ¿Cómo nos aclimatamos? ¿Cómo crecemos juntos?"

La comunicación es clave cuando se trata de la difícil tarea de acercar a las comunidades anglo y latina, dijo Jensen, que hace el esfuerzo de estar presente en las iglesias de habla hispana a pesar que escasamente habla español. "Aprendí del pasado (en otras ciudades)", dijo Jensen. "Sabía que era importante establecer una conexión". Al principio, dice, "les aseguraba que si los paraban por una violación no se les preguntaría nada sobre su documentación. Los crímenes no se reportaban porque la gente tenía miedo que las próximas palabras que saliesen de nuestros labios fuesen '¿Dónde está su tarjeta de residente permanente?' Están aquí y no van a irse a ningun lado."

Está de acuerdo que las relaciones culturales han mejorado y le da el crédito a los Stokman, O'Brien y a otros por los logros alcanzados. "Las diferencias son inmensas y sin embargo somos tan parecidos", dijo Jensen. "Recibíamos alguna queja de alguien que mataba una cabra en el garaje. Yo les contestaba, '¿Cuál es la diferencia entre eso y limpiar un venado de cola blanca en su garaje?'" Sí anotó que algunos latinos lavaban la sangre y las entrañas hacia la salida del garaje con mangueras. "Ya no nos llegan esas quejas. Las personas desechan las entrañas adecuadamente. Y lo más probable es que cierren la puerta de su garaje."

Ese es un ejemplo de cómo el lenguaje no es la unica barrera para hacer conexiones. También está el factor de las reglas del camino y en Melrose, la tarea de explicar esas reglas con frecuencia recae sobre Ana Santana, una estudiante graduada de Melrose High School que definitivamente tiene el don de la hospitalidad.

Una tarde, recientemente, ayudó a un latino con una tarjeta de residencia que estaba por caducar. Ambos hablaron en español mientras otros esperaban en sillas plegables afuera de la oficina. Santana ha sido la intermediaria cultural por 10 años para Communities Connecting Cultures (Comunidades Conectando Culturas), un servicio pagado por Jennie-O que ayuda a familias inmigrantes a navegar el laberinto burocrático y cultural de su nuevo hogar en Minnesota.

El ex-alcalde O'Brien incentivó a Jennie-O a establecer el servicio y Stokman es miembro del directorio.

Santana, nacida en Fresno, California, vio el anuncio del trabajo mientras trabaja en la línea de producción de Jennie-O. "Pensé, 'yo puedo hacer eso'", dijo. "No sabía lo que aquello significaría. Nunca pensé que fuese así de grande."

Cuatro tardes por semana, Santana ayuda con tarjetas de residencia, declaraciones de impuestos y beneficios gubernamentales, junto con cosas más mundanas tales como citas con médicos, traducciones de frascos de recetas y saber cómo cortar correctamente las uñas de los bebés. "Cada día es diferente", dice. Cuando no se encuentra en la oficina, la gente con frecuencia llama a la puerta de su casa que queda apenas a unas cuantas cuadras.

"Si tengo alguna inquietud, vengo a hablar con Ana y sé que es de confianza y sabia y conoce a la gente mejor que yo", dice Stokman.

Ultimamente, Santana que está a punto de recibir un título universitario en administración de negocios de Rasmussen College, pasa bastante tiempo ayudando a la gente a solicitar para "acción diferida", un programa federal que concede permiso provisional para quedarse en EE.UU. a las personas que llegaron ilegales siendo niños y que reunen otros requisitos.

Una latina con el esmalte azul de uñas quebrado entró en la oficina de Santana con su hija que agarraba en sus manos una carta de una amiga escrita a lápiz. ¿Serviría para la solicitud la carta de recomendación de la niña?

Santana dijo que sí, pero que tendrían que traer a la amiga en persona para poder certificar la carta. Regresaron poco después con la chica y terminaron el trámite con palabras comunes en la oficina, "Gracias, Ana."

"Para alguna personas, el cargo oficial es importante", dijo Santana que también sirve de traductora en Jennie-O. "Para mí, todos son iguales. Si necesitan que vaya a la planta a traducir, lo hago. Hasta en los sitios más feos. Aunque ande con mis vaqueros buenos y se me manchen de sangre, no me importa."

Piensa que las personas de Melrose debían ser más unidas de lo que son. Algunos de los vecinos todavía "me miran como si fuera gente rara". Sin embargo, dice, las relaciones han mejorado desde los días en que llegaron los primeros latinos. "A medida que pasaron los años, más y más personas fueron llegando. Las cosas han cambiado en Melrose. La gente ha cambiado. No es igual que antes."