Culturas que empiezan a conocerse en los huertos comunitarios de Long Prairie

Lyle Danielson and Jaime Villalaz
Lyle Danielson, director de desarrollo económico de Long Prairie y Jaime Villalaz del Centro Latino de Desarrollo Económico, trabajaron juntos par encontrar tierras y financiamiento para una nueva cooperativa agrícola latina llamada Agua Gorda.
MPR Foto/Jennifer Vogel

En una fría y lluviosa tarde, Filiberto Abonce y Javier García contemplan un amplio campo lleno de maleza en las afueras de Long Prairie en el que esperan sembrar tomatillos, tomates, pimientos y melones el verano que viene. No parecía mucho bajo la lluvia otoñal, pero el esfuerzo será una extensión de una cooperativa agrícola llamada Agua Gorda que estos hombres y unos cuantos más iniciaron aquí.

La cooperativa, que lleva el nombre de la ciudad de la que proceden en Michoacán, México, vendió miles de libras de productos agrícolas el año pasado cosechadas en el huerto comunitario de Long Prairie establecido con el propósito de reunir a los anglos y a los latinos. Agua Gorda fue un éxito desde el primer día.

"Queríamos empezar desde el principio y tratar de aprender todas las fases de agricultura, irrigación y control de malezas", dice Abonce a través de un intérprete.

La mayoría de los miembros de la cooperativa son empleados regulares en granjas locales o plantas de elaboración de alimentos tal como Long Prairie Packing, de manera que atienden los lotes del huerto en las noches o los fines de semana. Cada uno también contribuyó con $250 para el esfuerzo agrícola inicial.

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"Me gustaría hacer esto a tiempo completo", dice Abonce.

La población de Long Prairie, una ciudad de unos 3,500 habitantes al noreste de las Ciudades Gemelas (Twin Cities), ahora se comprende de casi un tercio de latinos, segun información del Censo de EE.UU. Eso es un aumento con respecto al menos de 1 por ciento en 1990. Como muchas comunidades en las afueras de Minnesota, la ciudad ha tenido que ajustarse a la llegada de nuevos residentes casi todos atraídos por trabajos en la industria alimentaria. Al igual que en otras ciudades, los latinos y los anglos en Long Prairie frecuentemente viven vidas paralelas, existiendo los unos al lado de los otros sin mucha interacción.

En el centro de la ciudad hay varios negocios de propietarios latinos, incluyendo una bodega y una panadería. Algunos de los negocios anglos han empezado a contratar a chicos bilingues para atraer a los adultos latinos.

Pero también hay un bar en Central Avenue con un letrero en la ventana que dice, "¡Detén la invasión! Aseguren la frontera - no a la amnistía."

La Cooperativa de Agua Gorda es un ejemplo de una ciudad que intenta superar sus diferencias para nutrir un proyecto que, al final, puede ayudar a todo Long Prairie. El esfuerzo dio frutos debido al trabajo de los miembros de la cooperativa. Pero también se benefició de la experiencia de dos individuos que nunca habían trabajado juntos, Lyle Danielson el director de desarrollo económico de Long Prairie desde hace mucho tiempo y Jaime Villalaz, un especialista de desarrollo comercial en el Centro Latino de Desarrollo Económico de Minneapolis (LEDC por sus siglas en inglés).

Villalaz y LEDC auspiciaron una reunión a finales del verano pasado en Long Prairie para medir el interés en iniciar una cooperativa entre latinos. La respuesta fue mayor de la esperada, en parte porque todo el mundo conoce a Villalaz. El oriundo de Tijuana trabaja como preparador de impuestos en St. Cloud y llena las declaraciones de muchas familias latinas. "Empecé a buscar opciones de negocios para estas personas", dice. "Sé que trabajan muy duro. Hacen todo tipo de trabajo sin quejarse".

Una vez que se formó la cooperativa, el LEDC garantizó un préstamo de $5,000 de Northcountry Cooperative Development Fund (Fondo de Desarrollo de Cooperativas de Northcountry). Pero Agua Gorda seguía necesitando tierra, preferiblemente con una fuente de agua y ahí es donde entra Danielson.

Villalaz y Danielson no se conocían, pero ambos conocían a Tim King quien publica un periódico local bilingue llamado La Voz Libre. Él los presentó, creando así una conexión que parece tener amplias repercusiones en la comunidad.

Daniel consideró varias opciones de tierra y se le ocurrió la idea del huerto comunitario que emprendió hace tres años en un lote de hierba grande y poco utilizado, propiedad de la Primera Iglesia Bautista a la que asiste. Con el apoyo de la ciudad y grupos como el Club de leones, su meta original era "construir la comunidad, no los huertos". Pensó que el inocente mundo de las plantas y fertilizantes sería el lugar perfecto para que las personas de diferentes culturas, que tal vez hablaban lenguajes diferentes, se llegasen a conocer. "Yo no atravesaría el patio de nadie para mirar su huerto", dice. "Pero aquí, puedo ir y preguntar, ¿Qué diantres es esto?"

Cuando Villalaz y Agua Gorda llegaron a su puerta, Danielson vio la oportunidad de ahondar aun más en su propósito de conectar las culturas de Long Prairie. Amplió el huerto para dar espacio a los productores latinos y les alquiló la tierra a precio de descuento. Hasta pagó personalmente por el costo de instalar una línea de agua.

"Empezamos con unos 40 lotes y ahora tenemos 108", dice Danielson. "Yo diría que una cuarta parte de los productores son hispanos". Al principio, dice, algunos de los propietarios de casas cercanas a los huertos decían que no querían a los latinos allí. "Pensaron lo peor. Pero sus prejuicios han parado. Han regresado y se han disculpado."

No todo ha sido fácil. Algunos de los productores anglos se quejaban de las latas de cerveza vacías alrededor de los lotes de los huertos el verano pasado señalando a los productores latinos y los miembros de Agua Gorda dicen que parte de sus productos fueron robados y que hubo una manguera que fue dañada tal vez a propósito. Danielson cree el daño fue accidental y que lo más probable es que alguien le haya pasado por encima con una cortadora de césped estilo tractor.

"Uno tiene que llevarse bien", dijo Danielson. Es un baile delicado.

Don Rasmussen, alcalde de Long Prairie, piensa que las personas en su ciudad están empezando a acostumbrarse las unas a las otras. "Verdaderamente pienso que hemos progresado muchísimo en esa área", dijo. "Me parece que más y más personas están conociendo a sus vecinos. Todos parecen estar aceptando. No debería decir que todos. Tenemos unos cuantos. Todavía hay algunos que siguen aullando por esto, aquello y lo otro. Pero eso lo van a hacer sin importar lo que pase."

Dijo que la vivienda no es segregada en Long Prairie y que cuando va al Ayuntamiento, los comerciantes latinos lo saludan, algo que no hubiese sucedido hace apenas unos años. "Acabamos de celebrar la reunión de ex-alumnos con partido de futbol americano", dice Rasmussen que ha sido alcalde por seis términos. "Los chicos que se postulaban como candidatos, de los cinco chicos que se disputaban el título de rey de la reunión de ex-alumnos, dos eran hispanos. A los chicos no les importa. Ellos no ven color a no ser que sus padres se lo martillen."

Miembros de la Cooperativa Agua Gorda describieron a Long Prairie como un sitio tranquilo, libre de violencia que algunos experimentaron en México y un buen lugar para criar a sus hijos. "Es acogedor aquí", dice García.

Su hermano, José García, un miembro de la cooperativa que también opera una tienda en el centro del pueblo, dice que trata de adaptarse y ser cortés. "Es muy bueno. No es perfecto."

Hacer que los latinos se sientan bien recibidos tiene beneficios prácticos, dice Danielson. Entabló un programa de "aprendices" por medio del cual los estudiantes de las escuelas secundarias pueden aprender de las personas que desempeñan trabajos profesionales, tales como los que trabajan en el hospital. La esperanza es que los jóvenes se queden, especialmente a medida que la población anglosajona sigue envejeciendo.

Sin embargo, Danielson no habla español y está limitado por lo que puede hacer para fomentar el desarrollo económico de los latinos. "No entiendo el idioma", dice. "Están orientados a la familia. No se apresuran por ir a una reunión. No se involucran. Eso es una barrera."

Los obstáculos disminuyeron un poco después de que conociese a Villalaz. "Jaime es el Puente", dice Danielson. "Ahora cuando me encuentro con algunos de estos hispanos, ellos me conocen. Saben que trabajo con Jaime y eso ayuda."

Villalaz dijo que su conexión con Danielson funciona también en la otra dirección. "(Lyle) ha sido un gran recurso, no sólo para mí, sino también para la comunidad latina", dice. "No tenía muchas ilusiones de conseguir ese pedazo de tierra (en el huerto comunitario). Pensé que era muy pequeño. Pero es sólo el primer paso para crear algo."

Si todo cae en su lugar, incluyendo los fondos, Agua Gorda cultivará el lote más grande de tierra en las afueras de Long Prairie el verano que viene. El campo se encuentra en la parta trasera del parque industrial e incubadora comercial de la ciudad que está prácticamente vacío. "Si quieren que se logre, entonces creo que puedo hacer que se logre", dice Danielson indicando que el consejo municipal tendrá que aprobarlo.

El esfuerzo hasta se podría extender más allá de Long Prairie. Villalaz y John Flory, director de proyectos especiales del LEDC, están trabajando con otras personas para establecer una red de contactos de restaurantes, carnicerías y tiendas de latinos en Twin Cities que comprarían más carnes y productos agrícolas cultivados y criados en Minnesota. Esos productos podrían incluir la mayor cosecha de Agua Gorda.

El LEDC también lleva a cabo un estudio que puede llevar a la compra de una carnicería en Long Prairie que ha estado vacía por años. "Hemos iniciado un estudio de viabilidad para ver si la podemos comprar", dijo Flory. "Un grupo de carniceros y propietarios de restaurantes latinos de Twin Cities la comprarían y empezarían."

El propósito, dice, es emplear a latinos locales y ayudarles a que sean dueños de sus propios negocios. "Pensamos que a los restaurantes y supermercados latinos les gustaría comprar de productores latinos en Minnesota que sean dueños de sus propios negocios en lugar de ser los que tengan que doblar el espinazo", dice Flory.

Una clase de comerciantes latinos más fuerte solo puede ser beneficiosa para Long Prairie, dice Danielson. "Están aquí para quedarse."